Hace poco me han contado un incidente entre Jijé y Hergé (probablemente a costa de Jojo) que se zanjó con una alusión del primero a Becassine y su parecido con Tintín.
Becassine, es un personaje del cómic francés que nació dos años antes que Tintín y se ha convertido en todo un clásico. He encontrado este artículo sobre ella, que aunque lo encuentro un poco ñoño, no quiero dejar de poner porque explica su historia muy bien.
Hace poco se conmemoró en Francia el aniversario de una niña que no envejece nunca pues mantiene siempre su candidez: Becassine, popular heroína de historias infantiles de comienzos del siglo XX que encantan también a los adultos. La sencilla reseña que hoy presentamos bastará para destacar el elocuente contraste con lo horrendo y lo monstruoso, hoy tan presente en videojuegos, juguetes y películas para niños
Becassine vio la luz el 2 de febrero de 1905 de un modo fortuito, en el primer número de un semanario para niñas “La Semana de Suzette”.
La víspera de su aparición, Jacqueline Rivière, jefa de redacción, se dio cuenta de que no había nada preparado para la próxima tapa de la revista. Improvisó entonces una historia sobre una joven bretona, empleada como criada de una dama, la marquesa de Grand-Air (juego de palabras para aludir a “grandeza”).
Terminada la narración se la entregó al dibujante de la editora, Joseph-Porphyre Pinchon (1871-1953) para que la ilustrara. Pinchon tuvo la ocasión de mostrar su genio creando la ingenua y simpática figura de Becassine: cara redonda como la luna, nariz minúscula, boca invisible y perpetuamente vestida con las ropas de su aldea: toca blanca, vestido verde de tela gruesa, delantal blanco con una franja roja, paraguas colorado y zuecos campesinos que parecen botas.
Inocencia y sentido común
Becassine tomó su nombre de un ave común en Bretaña, Bécasse. Pero en francés becasse y becassine tienen un sabor especial, indican en lenguaje popular una persona simple y de una simpática torpeza.
En nuestro personaje ese aspecto negativo se balancea con su índole inocente y llena de sentido común, con gran corazón y valentía.
La primera historia de 1905 tuvo éxito entre las niñas que leían “La Semana de Suzette” y pidieron que se repitiera con frecuencia. Continuó saliendo con bastante popularidad hasta 1913, ocasión en que se publicó el primer álbum con una historia más elaborada y enriquecida con nuevos personajes.
Al trazo firme y expresivo de Pinchon se juntó la riqueza del texto de Caumery, anagrama de Maurice Languereau (1867-1941). La dupla Pinchon-Caumery dotó a la heroína de una personalidad más compleja y atrayente que la campesina simplona de 1905. En el primer álbum se conoció su apellido, los parientes, la aldea y sus habitantes, más tarde la casa de la marquesa, sus criados, sus amigos y relaciones, sus paseos y viajes. El mundo de Becassine se ampliaba a medida que enfrentaba las transformaciones de su tiempo. No cede ante las modas.
En 1905 todavía existían los grandes imperios: austrohúngaro, alemán, británico, ruso.
En 1913 habían aparecido el automóvil y el avión. Poco después la Primera Guerra Mundial traería cambios no solo en los regímenes políticos sino en la sociedad, en las costumbres y en la psicología. Llegaron los “años locos” de entreguerras cuando el cine dictaba las modas y se copiaba el american way of life. Las crisis políticas y económicas, como la del 29, sepultaban las costumbres tradicionales o aristocráticas para dar lugar a un estilo de vida ruidoso, de nuevo rico o vulgar. Becassine, aunque desarrolla su vida en este nuevo mundo, mantuvo siempre un profundo amor al estilo de vida tradicional, indiferente a las modas del momento.
Las personalidades y la manera muy atrayente de representar la vida de la época se muestran en escenarios increíbles y variados: Becassine se familiariza con los últimos inventos manejando automóvil, viajando en tren o en avión, esquiando en Suiza, como fotógrafa aérea junto al flemático mayor inglés Tacy-Turn, llevando a los pintorescos habitantes de su aldea natal, capitaneados por su tío Corentin, a visitar la exposición universal de Paris. Todas las situaciones revelan un variado mundo de almas que corresponden a lo interesante y útil que se puede apreciar en la vida.
Fidelidad y bondad
Las historias de Caumery y Pinchon (este último siempre asociado al escritor por expresar tan bien las psicologías y los estados de espíritu) dosifican cuidadosamente humor y pedagogía, aventura y virtudes domésticas. Las relaciones con Madame de Grand-Air, por ejemplo, muestran lo contrario de la mezquindad, envidia y espíritu de rebelión de la lucha de clases fomentada por el socialismo.
Becassine sirve a su señora con dedicación y fidelidad filial, aún cuando su patrona pierda su fortuna como consecuencia de las transformaciones sociales aludidas. Enseña a cada uno a amar la condición social en que nació, no se avergüenza en decir que debe obedecer. “Apasionada y cautivante, ingenua pero ingeniosa, sentimental pero con coraje, conservadora pero llena de fantasía, cabeza dura pero con una bondad a toda prueba”, son trazos que revelan los contrastes armónicos del alma de nuestra heroína, según un crítico.
Cuando se trata de educar a la pequeña Loulotte, huérfana adoptada por la marquesa, Becassine muestra un instinto maternal conmovedor.
Estas cualidades la mantienen siempre actual, indiferente al mundo, con “un perfume de dulce nostalgia que exhala su lectura” nos dice el citado comentarista.
Popularidad de Becassine
Hemos aludido sólo a algunos aspectos del inmenso tesoro que las historias de Becassine retratan, con fina penetración de espíritu, en episodios de la vida diaria.
Caumery y Pinchon crearon una multitud de personajes interesantes y pintorescos –¡1200 en total!– para componer 25 álbumes. La publicación fue interrumpida por la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué piensan de Becassine los actuales franceses?
La popularidad de la más antigua heroína de historietas demuestra que es apreciada por gran parte de la población. Sin embargo, Francia es un país profundamente dividido y son numerosos los que detestan a Becassine porque ven en ella una tonta provinciana que solo hace bobadas. Ese desprecio disfraza un odio teñido de espíritu igualitario y revolucionario. Becassine es, tal vez sin que lo sospecharan sus creadores, un símbolo de la vieja y dulce Francia y de un mundo civilizado donde florecieron santos y héroes.
Hasta aquí el artículo, yo añadiré que hasta la fecha se han hecho dos películas que tiene como protagonista a Bécassine, la primera en 1939, titulada “Bécassine”, realizada por Pierre Caron, con Paulette Dubost en el papel de Bécassine y la otra en 2001, de dibujos animados titulada “Bécassine, y el tesoro vikingo”
Ahora voy a incluir una imagen de Becassine y otra de Tintín:
¿Serán hermanos?
Hasta pronto
nacio dos años antes que Tintín,sim embargo,en el articulo dice que vio la luz en 1905 :flipando: :flipando: 
